La paleta 100% ibérica de Carrasco se distingue por ser un auténtico referente en la tradición culinaria. Este producto nace en las dehesas de Extremadura, donde los cerdos ibéricos se crían en libertad y con una alimentación basada exclusivamente en bellotas.
La elaboración de estas paletas sigue un proceso artesanal en los secaderos de la Sierra de Gredos y Béjar, donde la combinación de inviernos fríos y veranos cálidos crea las condiciones ideales para una curación lenta y precisa, que se lleva a cabo durante al menos 24 meses.
Este entorno único contribuye a la textura suave y riqueza de matices en cada pieza, lo que le ha permitido conquistar los paladares más exquisitos en todo el planeta, convirtiendo a Carrasco en un referente mundial del jamón ibérico.