La energía fotovoltaica constituye una excelente oportunidad para ahorrar en casa y renovar el compromiso con el medioambiente. En este sentido, una cuestión que muchos consumidores se plantean es el rendimiento de las placas solares en invierno. ¿De verdad son rentables todo el año, incluso durante la época más fría?
Hemos preparado este artículo para abordar esta cuestión de principio a fin. El objetivo es que conozcas, mes a mes, cuál es la radiación que las placas obtienen y procesan. Igualmente, verás cómo maximizar el aprovechamiento al modificar su orientación y su inclinación para obtener más energía y, de esta forma, aumentar la sostenibilidad de tu inversión.
¿Funcionan en invierno los paneles solares? Como afecta el frío a su rendimiento
Durante el invierno en España, hay menos horas de luz y también caen las temperaturas. No obstante, recuerda que nuestro país posee unas condiciones climatológicas bastante más favorables que otros. De hecho, contamos con una media de grados bastante más moderada y en torno a 2500 horas de sol anuales.
Partiendo de todo esto, ¿producen energía las placas solares durante los meses fríos? La respuesta es que sí, e incluso con una mayor eficiencia. Son varias las razones que lo justifican:
- El silicio cristalino absorbe mejor la radiación cuando está sometido a temperaturas más bajas.
- Los paneles no extraen el calor, sino los fotones presentes en la luz del sol.
- Solo perdemos una o dos horas diurnas en invierno, así que no supone un cambio drástico.
No obstante, es lógico que haya ciertos días en los que se aproveche menos la energía fotovoltaica. Por ejemplo, cuando está cubierto, muy nublado, graniza o nieva. En principio, no hay problema por la lluvia, a no ser que sea especialmente intensa o esté acompañada de tormenta eléctrica de gran frecuencia.
¿Recogen energía las placas solares cuando no reciben sol?
Los paneles solares funcionan incluso cuando está nublado (más frecuente todavía en las zonas expuestas al Cantábrico y las próximas a los Pirineos o a Sierra Nevada). El principal motivo es que son capaces de absorber la radiación solar que les llega, aunque sea menor por el efecto inhibidor de las nubes.
Para que lo tengas más claro, vamos a explicarte los dos tipos de radiación que existen:
- Radiación directa: cuando el sol no está cubierto por nubes, los fotones recaen directamente sobre la superficie de las placas y lo hacen en mayor volumen.
- Radiación difusa: denominada también indirecta, es la que alcanza las células fotovoltaicas cuando el cielo está cubierto, y siempre está presente en menor cantidad.
Esta última es la que predomina en invierno, pero también hay días en los que puede haber entre cinco y ocho horas de radiación directa. Por ejemplo, esto sucede en regiones bañadas por el mar Mediterráneo, las islas Canarias o las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.