El frío nos obliga a depender de los equipos de calefacción. Hemos hablado en otras ocasiones de cuáles son los más eficientes, pero también es primordial que conozcas otro aspecto fundamental: el mantenimiento, y más concretamente, cómo purgar un radiador para que te dure más.
Nuestro principal objetivo es garantizar tu seguridad con su uso constante, así como fomentar el ahorro de energía. Por ello, queremos que sepas por qué necesitas hacerle una revisión y limpieza frecuentes y cómo llevar a cabo todo el proceso. Con estas bases, lograrás maximizar tu ahorro y reducir el gasto innecesario.
La forma correcta de purgar radiadores
A continuación, te explicamos cómo se purgan los radiadores en tres pasos.
1. Espera a que la caldera se enfríe por completo
Espera entre dos y cuatro horas para que se enfríe del todo. Una vez que haya transcurrido ese tiempo, procura acercar la mano sin quemarte para comprobar si no hay calor (sobre todo, en la parte superior del dispositivo).
2. Depura la llave para eliminar el aire
El siguiente paso es abrir la llave del todo con un cubo justo debajo. Cuando lo hagas, empezará a salir el agua en pequeñas cantidades, pero luego lo irá haciendo de un modo más uniforme y cuantioso. Es importante que esperes unos diez minutos como mínimo, hasta que no expulse más, ni tampoco aire.
3. Revisa que la presión de la caldera sea correcta
Tan pronto como hayas terminado el proceso, los conductos estarán vacíos, por lo que la presión descenderá. Lo recomendable es que se sitúe entre los 1 y 1,5 bares para que funcione de manera óptima. En caso de que haya un nivel mayor o menor, ajústalo antes de ponerla en marcha de nuevo para evitar averías.
¿Cuándo hay que purgar los radiadores?
Lo recomendable es que los purgues justo antes de que comiencen los meses más fríos. Hazlo como paso previo a encenderlo después del verano, una época en la que se acumula el polvo del ambiente, sobre todo, en regiones del sur peninsular. Este es una parte imprescindible del mantenimiento que debes realizar una vez al año.
Recuerda que estos equipos se pasan hasta seis meses sin estar en marcha. De no limpiarse de modo adecuado, lo más probable es que lleguen a obstruirse los conductos y pierdan vida útil. Sin duda, un concepto básico para entender cómo ahorrar en calefacción.