La crisis energética que estamos atravesando obliga a buscar nuevas soluciones. En la actualidad, el máximo exponente de sostenibilidad y transición hacia el futuro son las energías renovables. De hecho, durante los últimos años, muchas organizaciones están apostando e innovando de forma exponencial en medios de generación y explotación, así como en técnicas destinadas a cómo almacenar la energía solar de una manera más eficiente.
Estamos hablando de aprovechar el excedente de radiación fotovoltaica para guardarlo. Así, podrás reservarlo para momentos en los que las condiciones no sean favorables en la obtención de energía con paneles solares. ¿Sabes de qué puedes disfrutar en tu vivienda con este sistema? En este artículo te damos todas las claves.
¿Cómo se almacena la energía solar?
El almacenamiento de la energía solar ha sido, tradicionalmente, uno de los desafíos de las renovables, como por ejemplo, su aprovechamiento en los días nublados. En ese sentido, la clave está en las baterías con paneles fotovoltaicos, que permiten reservarla para cuando la demanda sea más elevada que la obtención.
Cuando perciben los rayos del sol, van acumulando la radiación obtenida por los paneles. De este modo, el mecanismo permitirá utilizarla para su transformación en electricidad cuando las condiciones meteorológicas no sean favorables, lo que facilitará la transición sostenible y potenciará la rentabilidad de la instalación.
Baterías para almacenar energía solar
Para entender cómo se almacena la energía solar, es importante que conozcas los tres tipos de batería que existen. Generalmente, los sistemas fotovoltaicos recurren a las siguientes:
- Baterías de litio: Son las más frecuentes y las que proporcionan una mayor eficiencia debido a la mayor reactividad de las células fotovoltaicas. Cuentan con una mayor duración de la energía almacenada y una capacidad amplia de reserva. En consecuencia, poseen un coste más reducido para los consumidores particulares.
- Baterías monoblock: Se caracterizan por su mayor predisposición técnica para el autoconsumo debido a su equiparación con la carga eléctrica de la vivienda. Poseen una vida útil media de diez años y su reserva es adecuada para las necesidades domésticas. Si bien es cierto que la potencia es más reducida que en el caso anterior, resulta aceptable para el uso cotidiano.
- Baterías estacionarias: Son las que más energía suministran y las que presentan una mayor resistencia. Pueden funcionar incluso durante 20 años, dado que el ciclo de descargas degrada en menor medida a las células fotovoltaicas. Por tanto, son una de las opciones más recomendadas para viviendas de gran tamaño.
- Baterias virtuales: También existen un tipo de baterías que permiten guardar de forma "vitrual", en forma de dinero los excedentes.