¿Has oído hablar de los aceites sintéticos? ¿Sabes en qué casos deben utilizarse? En las siguientes líneas profundizaremos en este tipo de lubricante, te mostraremos qué los caracteriza y cómo puedes saber si tu vehículo los admite.
¿Qué vehículos llevan aceite sintético?
En general, todos los coches pueden usar este producto con total seguridad. Hay quienes consideran que es una opción disponible solo para los recientes. Sin embargo, los modelos anteriores al 2000 son completamente aptos y su motor se lubrica con la misma eficacia. Incluso se mantiene más protegido, debido a una menor fricción en sus partes móviles.
Debes saber que esta mezcla suele incluir bastantes aditivos. Estos compuestos tienen la función de potenciar las propiedades esenciales del aceite. Las que más se refuerzan son las de anticorrosión y antidesgaste. Como consecuencia, es posible mejorar la vida útil del motor y, por consiguiente, también la del vehículo.
Si bien se puede usar con cualquier automóvil, es muy relevante en ciertos modelos:
- Los que tienen un motor de elevada potencia (superior a 150 CV).
- Los que se conducen habitualmente en entornos a altas temperaturas.
- Los que están sometidos a una elevada presión por su cilindrada.
Estos tres factores contribuyen a acortar la durabilidad a largo plazo del automóvil. Por eso, en estos casos es recomendable emplear este tipo de lubricante, aunque recuerda que es válido para cualquier coche. Ahora bien: ¿qué sucede desde el punto de vista económico? ¿Es rentable emplearlo cada vez que tengas que hacer el cambio?
- Resulta más caro: frecuentemente cuesta el doble que los convencionales.
- Es muy duradero: puedes cambiarlo cada 30.000 kilómetros.
- Protege el motor: evitará que tengas que hacer desembolsos significativos en reparaciones.
¿Qué aditivos suele incorporar?
Un aceite sintético contiene una mayor concentración de aditivos que otro tipo de aceite (que un lubricante mineral, por ejemplo). Como mínimo, suelen partir del 30% para un mejor rendimiento. Y estos son los más comunes:
- Molibdeno líquido: es un potente lubricante interno.
- Carbono grafito: minimiza el desgaste de las piezas móviles.
- Disulfuro de molibdeno: potencia las grasas, para darles una mayor duración.
Otro de los productos más frecuentes (y que puede formularse de diferentes formas) es el acondicionador molecular. Este compuesto consigue regenerar las secciones metálicas que han quedado perjudicadas como consecuencia de la fricción.
¿En qué se diferencia un aceite sintético de uno convencional?
La primera diferencia radica en su proceso de refinado. Los lubricantes convencionales son derivados directos del petróleo. Por su parte, los sintéticos se procesan en laboratorio mediante síntesis química bajo condiciones específicas. Están diseñados para el uso que se les pretende dar, lo que redunda en unas mejores condiciones técnicas.